Este es el tiempo de la cosecha en que el trigo espiritual es reunido de todas partes del mundo. El 8 de octubre (el primer día del séptimo mes según el calendario sagrado), la fiesta de otoño para una abundante cosecha comenzó con la Gran Asamblea de la Fiesta de las Trompetas.

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En los tiempos del Antiguo Testamento, Moisés subió al monte Sinaí para recibir los diez mandamientos de Dios, y mientras estaba allí cuarenta días, el pueblo de Israel adoró a un ídolo, el becerro de oro. Por eso, Moisés rompió las tablas de los diez mandamientos que Dios le había dado. Después, el pueblo se arrepintió sinceramente de su pecado, y Moisés subió al monte Sinaí por segunda vez para recibir los diez mandamientos. El día en que Moisés descendió del monte con las segundas tablas de los diez mandamientos, fue el día de expiación (el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado). Para la preparación de este día, los israelitas tocaron las trompetas de arrepentimiento durante diez días antes de la fiesta; esta es la fiesta de las trompetas (Éx. 32, 34, Lv. 23:23-25).

La Madre dio gracias al Padre por haber establecido las siete fiestas de tres tiempos a través de su sacrificio, y por salvar a sus hijos y permitirles comprender el amor de Dios; también oró para que sus hijos guiaran a toda la humanidad a la salvación arrepintiéndose sinceramente y tocando la trompeta de arrepentimiento claramente. Además, deseó que todos sus hijos despertaran discerniendo este tiempo a través de las señales de los desastres que predominan en todo el mundo, y que guardaran las fiestas con la mente y el corazón.

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El Primer Pastor Joo Cheol Kim testificó que Dios vino de nuevo para restaurar las fiestas destruidas, y enfatizó la importancia de la fiesta, que es una señal de haber sido hecho hijo celestial, y que también contiene el secreto de la salvación. Asimismo habló del origen de la fiesta de las trompetas y recordó a los miembros que los pecados de los antiguos israelitas reflejan nuestros pecados cometidos en el cielo. Luego habló con énfasis: “Los pecados de los que debemos arrepentirnos son los pecados que cometimos en el cielo. El completo arrepentimiento es un asunto muy importante para nosotros, a fin de ir al reino de los cielos; esto significa hacer que otros se arrepientan arrepintiéndonos también nosotros”, e instó a los miembros a ampliar el camino de la salvación tocando la trompeta del evangelio fuertemente a nuestra familia, prójimo, país y al mundo entero (Is. 33:20-22, Sal. 102:12-16, 1 Jn. 1:8-10, Ro. 6:23, Ef. 1:7-9).

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Los miembros dieron gracias a Dios por hacerlos el pueblo de Sion que guarda las fiestas. Ellos ofrecieron oraciones de verdadero arrepentimiento confesando todos sus pecados, en la madrugada y en la noche durante diez días, empezando desde la noche de este día.